martes, 7 de enero de 2014

PREHISTORIA

INTRODUCCIÓN
En este módulo el objetivo principal es  conocer el origen y toda evolución del ser humano a través de la prehistoria, historia y arqueología.
De esta manera se nos enseñara los periodos y etapas evolutivas con  los primeros seres humanos por medio de la prehistoria en donde se  divide en la edad de piedra y la edad de los metales. La primera comprenderá con el paleolítico inferior, medio y superior, epipaleolitico, mesolítico y neolítico. La edad de los metales se iniciara con un periodo de transición seguido de las edades del bronce y del hierro.  De la misma manera explicaremos porque algunos autores indican que la  edad de los metales, es ya protohistoria.
Por consecuencia  hablaremos  de la  historia y sobre todo daremos a conocer el estudio de los acontecimientos del pasado relativo a las personas y a las sociedades humanas, y a su vez el  desarrollo o sucesión de esos acontecimientos.






PREHISTORIA
La Prehistoria (del latín præ: ‘antes de’, y del griego ιστορία: ‘historia’) es, según la definición clásica, el período de tiempo transcurrido desde la aparición de los primeros homininos, antecesores del Homo sapiens, hasta que tenemos constancia de la existencia de documentos escritos, algo que ocurrió en primer lugar en el Oriente Próximo hacia el 3300 a. C.; en el resto del planeta, posteriormente.
Según otros autores, la Prehistoria terminaría en algunas regiones del mundo antes, con la aparición de las sociedades complejas que dieron lugar a los primeros estados y civilizaciones.
Es importante señalar que según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es un término carente de real significancia en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se considera a la Historia, tomando la definición de Marc Bloch, como el «acontecer humano en el tiempo», todo es Historia existiendo el ser humano, y la Prehistoria podría, forzadamente, solo entenderse como el estudio de la vida antes de la aparición del primer homínido en la tierra. Desde el punto de vista cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la llegada del ser humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.


Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su separación de la Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues éstos son más particularizadores (es decir, más ideográficos) y aquellos, más generalizadores y por tanto, más susceptibles de proporcionar una visión científica.
En ese sentido, el fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia lo marcaría una estructuración creciente de la sociedad que provocaría una modificación sustancial del hábitat, su aglomeración en ciudades, una socialización avanzada, su jerarquización, la aparición de estructuras administrativas, de la moneda y el incremento de los intercambios comerciales de larga distancia. Así, no sería muy correcto estudiar dentro del ámbito de la Prehistoria sociedades de carácter totalmente urbano como los incas y mexicas en América, los ghana y zimbabue en África o los jemer en el sudeste asiático, que solamente son identificados con este período por la ausencia de textos escritos que de ellos tenemos (los mayas han entrado hace muy poco plenamente en la Historia al haberse descifrado sus glifos, que tienen valor fonético, por lo que forman un verdadero lenguaje).

PREHISTORIA, HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA
Desde el punto de vista más tradicional, se considera que la Prehistoria es una especialidad científica que estudia, por medio de la excavación, los datos de este periodo de la Historia que ha precedido a la invención de la escritura. Los restos arqueológicos son la principal fuente de información y para estudiarlos se utilizan numerosas disciplinas auxiliares, como la física nuclear (para efectuar dataciones absolutas), el análisis por espectrómetro de masas (de componentes líticos, cerámicos o metálicos), la geomorfología, la edafología, la tafonomía, la trazalogía (para las huellas de uso), la paleontología, la paleobotánica, la estadística no paramétrica, la etnografía, la paleoantropología, la topografía y el dibujo técnico, entre otras muchas ciencias y técnicas. De manera que hay un gran número de personas que consideran a la Prehistoria como una especialidad dentro de la Historia, pero mucho más tecnificada y pluridisciplinaria.


La metodología de base para la obtención de datos en la Prehistoria es, obviamente, la Arqueología, por lo que hasta hace muy poco Prehistoria y Arqueología eran confundidas constantemente. En los ámbitos académicos de la Europa continental la Prehistoria es una especialidad de la Historia, siendo habitual que haya departamentos de Prehistoria dentro de las facultades de Historia y también es normal que la financiación de las investigaciones corra a cargo de instituciones de orientación humanística o la propia administración estatal. En cambio, en América y las Islas Británicas la Prehistoria está siendo supeditada a la Arqueología (Arqueología procesual), la cual, a su vez, suele verse como una especialidad de la Antropología, cuyo alcance, en cualquier caso, no se limita a las fases preliterarias de la Historia, sino a cualquier periodo pretérito, aunque sea muy reciente. Además, la organización de los departamentos de Arqueología anglosajones suele ser diferente al asociarse a menudo a las Ciencias Naturales, incluyendo laboratorios propios y sistemas de financiación ligados a organismos enfocados a tales ciencias (en Estados Unidos, por ejemplo, la National Science Foundation y en Gran Bretaña el Natural Environment Research Council) o fundaciones más relacionadas con el sector privado.

Los últimos estadios de la Prehistoria, la Protohistoria, englobarían, según algunas interpretaciones, los periodos sin escritura de ciertas culturas contemporáneas de los pueblos históricos, cuyos textos nos dan una información adicional sobre estos grupos ágrafos, y según otras, aquellas sociedades en proceso de formación de un estado, pero que no tienen escritura. Estas definiciones son bastante limitadas, siendo la primera escasamente útil fuera del ámbito europeo. Así, debido a la complejidad del concepto, éste es poco usado y las culturas protohistóricas suelen incluirse tanto en el estudio de la Prehistoria como en los primeros momentos de la Historia antigua.

PREHISTORIA EN ÁFRICA
África es la cuna de la humanidad y es en la actualidad el continente en el que más poblaciones siguen utilizando tecnologías prehistóricas. Resulta fácil concluir que la prehistoria de África es la más larga y compleja de todo el globo. Pero esto no siempre fue visto así, ya que durante el siglo XIX y hasta mediados del XX se adjudicaba a Asia nuestro origen. 

Esta teoría era la consecuencia de que los fósiles de homininos más antiguos con los que se contaba entonces procedían de allí: el Hombre de Java y el de Pekín. Tal visión cambió radicalmente con los trabajos realizados en el África austral y oriental, y publicados a partir de los años cincuenta del siglo XX, que remontaron la antigüedad de los fósiles africanos (de Australopithecus y Homo) a cuatro millones de años atrás.


PALEOLÍTICO DEL ÁFRICA SUBSAHARIANA
En África subsahariana para el Paleolítico suele utilizarse la periodización anglosajona, aunque ésta obvia toda la fase de desarrollo correspondiente al género Australopithecus:
ESA (Early Stone Age o Edad de Piedra temprana) se refiere al periodo comprendido desde la aparición del primer miembro del género Homo, hace más de dos millones y medio de años, hasta hace unos 200 000. Se divide en dos etapas: olduvayense y achelense.
La garganta de Olduvai.
La industria olduvayense es la más antigua del mundo. Aunque recibe su nombre del yacimiento epónimo de Olduvai, en Tanzania, los hallazgos más antiguos aparecen más al norte, en Etiopía, concretamente en la cuenca del río Omo, donde la investigadora francesa Hélène Roche ha datado herramientas talladas en el arroyo de Kada Gona (Afar), por medio del potasio-argón, en 2,6 millones de años de antigüedad. La olduvayense es una industria compuesta, fundamentalmente, por cantos tallados y lascas. Se atribuye normalmente al Homo habilis o al Homo rudolfensis, aunque según ciertos investigadores las especies más inteligentes de Australopithecus (por ejemplo el Australopithecus garhi) también pudieron elaborar herramientas, lo cual plantea numerosas controversias.
La industria achelense apareció hace 1,5 millones de años, al parecer ligada a una nueva especie humana, probablemente Homo ergaster, aunque existe un cierto hiato evolutivo en cuanto a los fósiles de este periodo. El Achelense africano, sin duda el originario, se caracteriza por el empleo del bifaz, el hendidor, el canto tallado, la raedera, los denticulados y una serie de técnicas y métodos de talla relativamente avanzados (método Levallois y sus variantes africanas, que son muchas más que las europeas).


MSA (Middle Stone Age o Edad de la Piedra intermedia), es el periodo que va desde hace 200 000 años hasta hace 30 000. Se desarrollaron industrias muy parecidas entre ellas, para las que se han establecido numerosas variantes regionales basadas, sobre todo, en la influencia de la materia prima local, que parece condicionar la tecnología y la tipología lítica.
En el África oriental y austral (Pietersburg y Bambata) destaca el Stillbayense, que se extiende por el sur de África hasta Rodesia y la zona oriental. Se caracteriza por las raederas, las puntas triangulares, las puntas foliáceas bifaciales y las lascas laminares. Otra industria propia de las llanuras de Sudáfrica es el Fauresmithiense, que tiene un fuerte componente Levallois y piezas de tradición achelense (bifaces, hendidores...), pero de pequeño tamaño. Las industrias de África central son más arcaicas, como el Sangoense, que parece un Achelense tardío. Es difícil atribuir grupos humanos a cada una de esas industrias; quizás las más arcaicas correspondan a Homo rhodesiensis y las más evolucionadas a los primeros Homo sapiens (tal vez a Homo sapiens idaltu u otra subespecie, cuyos restos se documentan en los yacimientos de Border Cave y Klaisies River Mouth, Sudáfrica, y en Herto, Etiopía).
LSA (Late Stone Age o Edad de Piedra tardía) es el último periodo del Paleolítico del África subsahariana. Las industrias típicas del África oriental son núcleos discoides, piezas foliáceas bifaciales y microlitos geométricos. En África central tenemos el Lupembiense, cuyos artefactos más característicos son unos espesos picos foliáceos finamente retocados. En el sur de África encontramos la cultura aparentemente más sofisticada, el Wiltoniense, de características microlíticas y laminares que fue extendiéndose hacia el norte y perduró hasta épocas históricas, incorporando numerosas innovaciones (llegando incluso, a neolitizarse parcialmente). Por último, en el Sahel hay industrias emparentadas con el periodo anterior y con rasgos protoneolíticos, como ocurre con el Gumbiense de Etiopía (un pueblo de pastores nómadas que conocían la cerámica). En muchos de estos lugares tales tecnologías se mantuvieron sin apenas evolución hasta la expansión bantú o hasta la colonización europea (por ejemplo, la cultura Gwisho).

EDAD DE LOS METALES EN EL ÁFRICA SUBSAHARIANA
La metalurgia en la región subsahariana no pasó por las clásicas fases del Viejo Mundo (cobre, bronce e hierro), apareciendo solo evidencias de fundición del hierro y en unas fechas muy tempranas respecto a Europa. Hasta mediados de los años setenta del siglo XX se relacionaba la expansión lingüística del grupo bantú por África central y austral (a partir del siglo V a. C. y a costa de, sobre todo, las lenguas joisanas) con la del metal. Pero los datos arqueológicos posteriores han desmentido este modelo de tradición colonialista. Así, las dataciones más antiguas relacionadas con artefactos férreos se sitúan hacia el 1800 a. C. en lo que actualmente es el desierto de Níger. Sobre el 1300 a. C. para algunos puntos de África oriental, el 900 a. C. en el área del Congo y el 500 a. C. en Zambia yZimbabue.


El proceso lingüístico bantú está todavía lejos de ser bien comprendido y los estudiosos sostienen diversas teorías acerca de su génesis y desarrollo.8 Puede que los Nok de Nigeria, que vivían en los valles de los ríos Níger y Benué, y eran capaces de fundir y forjar el hierro hace 2500 años estén relacionados con el origen de los bantúes, aunque no hay pruebas.
Aunque la mayoría de los grandes reinos de África centro-occidental mantuvieron fuertes lazos de dependencia comercial con las áreas islámicas, ya históricas, del norte, sus fuentes narrativas siguieron estando basadas en las tradiciones orales. Tenemos noticias de ellos gracias a los viajeros y misioneros musulmanes que alcanzaron el centro del continente y dejaron constancia en sus escritos. Ese fue el caso de un geógrafo que describió en el siglo VIII el imperio de Ghana. Los registros orales fueron puestos por escrito en árabe gracias a historiadores de Tombuctú, que durante el siglo XVII recogieron tradiciones que se remontaban a los siglos XIII-XIV, relacionadas con el imperio de Malí. En cambio, del imperio Monomotapa, que floreció entre los siglos XI y XV gracias a los contactos comerciales con los musulmanes asentados en la costa del Índico, no hay documentos escritos hasta la llegada de los portugueses.

NOROESTE DE ÁFRICA

El África mediterránea tuvo, durante la Edad de Piedra, una periodización equivalente a la europea, Paleolítico y Neolítico. Después, la influencia de la civilización egipcia y la llegada de colonizadores fenicios aceleraron el ritmo evolutivo respecto a Europa.

EDAD DE PIEDRA EN EL NORTE DE ÁFRICA

·         El Paleolítico inferior y medio están bien representados desde fechas muy remotas. Así, hay numerosas evidencias del Olduvayense y del Achelense (más en el Magreb que en la zona del Nilo), pudiéndose añadir a las industrias líticas diversos tipos de restos humanos (la mandíbula de Ternifine, en Argelia, que podría ser atribuida a Homo heidelbergensis o el cráneo de Jebel Irhoud, en Marruecos, de aspecto neandertaloide). Durante este periodo existe similitud entre los grupos norteafricanos y los de Europa occidental.
·         La cultura ateriense parece romper esa tendencia y separa la evolución técnico-cultural (especialmente en la zona del Sáhara) de la de sus vecinos. Aunque es similar al musteriense en algunas de sus técnicas líticas, tiene sus propias particularidades que lo diferencian de aquel, como serían la costumbre de elaborar utensilios pedunculados o una cronología que no podría ubicarse en las fases de la Prehistoria europea (48000 a. C.-30000 a. C., aunque haya constancia de su pervivencia durante al menos diez mil años más). 
·         La cultura iberomaurisiense es también exclusiva del norte de África, especialmente de las costas magrebíes. Su prolongada cronología se solapa con el Ateriense y parece abarcar el equivalente a todo el Paleolítico superior europeo, apreciándose en él una clara evolución. Se trata de un complejo cultural conindustria ósea bien desarrollada y una industria lítica a base de hojas. Con el tiempo tendió a la microlitización, primero laminar y luego geométrica, atestiguándose un temprano empleo de la técnica del golpe de microburil. En cuanto a los restos humanos, destacan los de Mechta el-Arbi (Argelia), de tipo cromañoide.
·         La cultura capsiense es otro grupo cultural de origen claramente magrebí. Sus comienzos se sitúan hacia el 8000 a. C., dentro del Epipaleolítico local. Destaca por la abundancia de materiales, entre los cuales se encuentran útiles laminares y microlíticos (los hay foliáceos de bella factura), junto a las características botellas fabricadas en huevos de avestruz y los abundantes concheros. La caza, la recolección y el marisqueo debieron ser las fuentes principales de sustento. Hacia el quinto milenio se convirtieron en semisedentarios, adoptando la ganadería (complementada con una agricultura muy rudimentaria) y utilizando la cerámica. Por todo ello, en esta fase final se habla de un Neolítico de tradición capsiense.

  • El Neolítico de la zona del Nilo es particularmente avanzado, con dos focos principales situados respectivamente en el Delta (Merimdé), y en el alto Egipto (elBadariense). Aunque ambas tienen sus propias particularidades y diferencias, comparten ciertos rasgos que permiten sostener que existían relaciones entre ellas. Tenían grandes asentamientos completamente sedentarios, cuya economía se basaba en la agricultura y la ganadería. Sus cabañas, hechas con barro, ramas y cañas, contienen hogares, silos para el grano e incluso inhumaciones en fosa con ajuar. La cerámica es variada, mostrando modelos monocromos y otros pintados, y el resto de la cultura material es muy rica: hay cuchillos de sílex con una talla primorosa (tal vez ceremoniales), paletas de esquisto para la mezcla de pigmentos, productos para la confección de tejidos, puntas de flecha, ornamentos en piedras semipreciosas (a menudo importadas), estatuillas de animales y de personas, y (en la etapa final) piezas de cobre. Estos grupos culturales se inscriben en el llamado periodo predinástico de Egipto y son considerados como la etapa previa a la entrada de Egipto en la Historia.

EL METAL Y LA ENTRADA EN LA HISTORIA DEL NORTE DE ÁFRICA

·         El Nilo: La eclosión de la civilización egipcia se inició ya en el IV milenio a. C. con el surgimiento de numerosas ciudades, los primeros jeroglíficos y la aparición de dos grandes estados (el Alto y el Bajo Egipto) en el periodo llamado Protodinástico. Estos estados acabaron siendo unificados por el primer faraón, el rey Narmer, aproximadamente en el 3150 a. C. De este modo, la zona oriental de África entró muy tempranamente en la Historia y, además, se convirtió en un foco de irradiación cultural que no solo afectó al Mediterráneo, sino también a gran parte del continente africano. 
·         El Magreb, en cambio es un caso muy diferente. Mientras que durante el segundo milenio antes de nuestra era buena parte del Mediterráneo comenzaba a ser recorrido por navegantes a la búsqueda de materias primas como el cobre y el oro, el Magreb quedaba al margen de este flujo de contactos e intercambios económico-culturales. La etnia bereber, de la que se desconoce su procedencia (aunque los estudiosos creen que su lengua es de orígenes afroasiáticos), era predominante en la región. La primera noticia de este grupo humano procede de textos egipcios datados en el 2300 a. C., donde se les denomina «téhménow»; posteriormente los citaron en el año 1227 a. C. cuando parece que atacaron el Delta, pero esta vez ya se les denominó «libou», es decir, libios. Desde entonces los textos clásicos se refirieron a los indígenas del Magreb como pueblos líbicos. Sus restos funerarios se componen de cistas bajo túmulo, dólmenes (mucho más tardíos que los del occidente europeo) y, en los momentos finales, unos pequeños hipogeos llamados «haouanets» (por ejemplo, los de Debbabsa, en Túnez).


Desde finales del segundo milenio a.C. se cree que los fenicios frecuentaban las costas del Magreb, fundando las primeras factorías en torno al 1100 a. C. Éstas fueron Útica (cerca de Bizerta) y Oea (en los alrededores de Trípoli), aunque la más importante fue, sin duda, Cartago, en el 814 a. C. La influencia ejercida por los cartagineses se plasmó en la aparición, a partir del siglo V a. C., de las primeras monarquías indígenas en la propia Cirenaica (los colonos griegos hablan del rey Battus, fundador de la dinastía de los Batíadas), en Ghana y en Numidia (donde uno de sus reyes, Masinisa, se hizo legendario por sus cambios de bando en la Tercera Guerra Púnica). Asimismo, los púnicos introdujeron también mejoras agropecuarias, el hierro, el torno de alfarero, la acuñación de moneda y, finalmente, propiciaron la invención de un tipo propio de escritura: el «alfabeto líbico» o tifinagh, que, ha sobrevivido hasta la actualidad entre ciertas tribus de tuaregs.

Prehistoria en Oriente Próximo
En nuestro ámbito se suelen usar indistintamente las expresiones "Oriente Medio" y "Oriente Próximo" para designar a la región del Oriente más próxima a Europa, que es sinónimo de Asia sudoccidental. En cualquier caso, desde el punto de vista histórico, el Oriente próximo es lo que se denomina una zona nuclear, la cual irradió continuas innovaciones y cambios que influyeron decisivamente en el desarrollo tecnológico y social de toda Eurasia.



Paleolítico en Oriente Próximo
Paleolítico inferior: la presencia del ser humano en la zona está documentada en Dmanisi (Georgia), con la aparición de unos restos denominados Homo georgicus, relacionados con Homo erectus y Homo ergaster. Datados en 1.850.000-1.600.000 años de antigüedad, aparecieron acompañados de una cultura material muy tosca, de tradición olduvayense.
Los primeros bifaces se encontraron en Ubeidiya (Israel), junto a restos humanos muy antiguos. El Achelense típico de la zona comprendería desde hace algo más de 800.000 años hasta unos 150.000 años atrás.
Paleolítico medio: es muy similar al de toda la cuenca mediterránea, ocupada en aquella época por los neandertales, de tradición musteriense. El yacimiento de Mugharet et-Tabun (Israel), ofrece una secuencia casi completa de este período: las industrias más antiguas son del Achelense final, seguidas de niveles con típicas industrias musterienses y, ya en los superiores, piezas laminares auriñacienses.




Cráneo de Dmanisi.
Bifaz de Um Qatafa.
Punta de El-Wad.
Hojita Dufour.

Los fósiles humanos conocidos en la base de la secuencia temporal poseen rasgos casi idénticos a los primeros Homo sapiens que aparecen en la MSA africana, con una antigüedad probada entre 100.000 y 90.000 años. En cambio, los «Neandertales clásicos» son, cronológicamente posteriores, datados a partir de 60.000 años. Todo parece indicar que los seres humanos modernos llegaron a Oriente Medio desde África antes de que los neandertales llegasen desde Europa, y que se encontraron allí, donde, posiblemente, convivieron durante miles de años.
·        Paleolítico superior: parecen diferenciarse dos complejos tecnológico/estilísticos paralelos, ambos con microlitos. Por un lado, estaría el Ahmariense, que se caracteriza por una tecnología laminar formada por piezas de dorso y cuchillos, aunque el fósil director es la punta de base retocada o punta de El-Wad. Por otro, distinguiríamos el Auriñaciense levantino, procedente de Europa oriental y que se caracteriza por grandes lascas y gruesas hojas que servirían de soporte para raspadores, buriles y hojas con retoque escamoso; destacarían además las hojitas de Dufour y la industria ósea.

Mesolítico en Oriente Próximo
Comenzó al finalizar la última glaciación. La caza y la recolección siguieron siendo básicas para la supervivencia humana (se inventaron el arco y las flechas), pero, en algunas regiones, los nómadas se fueron transformando en semisedentarios, la caza se especializó en unas pocas especies, intensificándose, y la recolección se convirtió en forrajeo organizado. Así surgieron los grupos mesolíticos más significativos de la región: los natufienses, que vivían en pequeños poblados, asociados a silos, y poseían diversas herramientas para cosechar y elaborar cereales panificables.

Neolítico en Oriente Próximo
Datado hacia el 8000 a. C. en la región denominada Creciente Fértil, es decir, Mesopotamia (hoy en día Irak) y Canaán (actualmente Siria, Israel y Palestina). Allí se domesticaron algunas de las especies de animales básicas para dar lugar a los inicios de la ganadería y se comenzaron a cultivar ciertas plantas sin las cuales no entenderíamos la agricultura. Además:
Se modificaron algunas herramientas, como las hachas pulimentadas.
Se recombinaron elementos conocidos para crear otros nuevos: la cerámica y los tejidos.
Se fundaron los primeros poblados estables (sedentarización).
Por primera vez se produjeron alimentos y otros productos en mayor cantidad de la necesaria, creando excedentes.
Se produjo un fuerte aumento demográfico que hizo que alguna aldea se convirtiera en proto-ciudad: Jericó (Cisjordania).

Edad de los Metales en Oriente Próximo
Aunque en el Próximo Oriente el desarrollo de la metalurgia del bronce coincidió con la aparición de documentos escritos y el nacimiento de las primeras civilizaciones (dejando sin sentido que tratemos la Edad de los Metales como una etapa prehistórica global), la fase calcolítica sigue siendo todavía prehistórica.

Edad del Cobre en Oriente Próximo
El Calcolítico o Eneolítico es la Edad del Cobre (en griego cobre se dice Χαλκός = «khalkós»). El cobre comenzó a ser utilizado durante el Neolítico en forma de objetos martillados a partir de pepitas de metal nativo. Las primeras evidencias corresponden a la cueva de Shanidar (montes Zagros, Irak), donde se hallaron colgantes hechos con cuentas de cobre en niveles correspondientes al 9500 a. C., o sea, del Neolítico inicial. Empezó a ser fundido en el sur de Anatolia y el Kurdistán durante el VI milenio a. C. para realizar punzones, agujas y adornos, mientras se seguían utilizando las mismas herramientas líticas (o de otros materiales) del Neolítico, ya que los artefactos metálicos eran menos eficaces que los de sílex u obsidiana.

En Mesopotamia la metalurgia del cobre (y del plomo) aparece en los complejos culturales de Samarra (Irak) y Tell-Halaf (Siria), hacia mediados del VI milenio a. C. En ambos se había empezado a practicar la agricultura de regadío y se elaboraron cerámicas hechas a mano de alta calidad. Los grupos halafienses construyeron santuarios, realizaron pequeñas esculturas y utilizaban sellos. En el sur mesopotámico destacan el yacimiento de Eridu, donde se construyó un templo de pequeño tamaño, y El Obeid, que nos ha legado cerámica hecha a torno, armas y adornos de metal, así como templos monumentales que anticipaban los posteriores zigurat.
Desde el 5000 a. C. en Ugarit (Siria) y desde el 4500 a. C. en Palestina y Biblos (Líbano) comenzaron a manufacturarse pequeñas cantidades de objetos metálicos que en el caso de Biblos no solo fueron de cobre sino también de oro y plata.
A pesar de que los fósiles directores de esta fase son los objetos de cobre fundido, la metalurgia no es la principal innovación asociada con este período. Complejos procesos como la intensificación de la producción, la especialización artesanal o la estratificación social provocaron una serie de fenómenos que desembocaron en la aparición de las primeras sociedades complejas o preestatales, que se transformaron durante el Bronce antiguo en estados.
Prehistoria en Europa
Durante toda su Prehistoria el continente europeo fue tributario de las tradiciones culturales de África y Oriente Próximo. Si exceptuamos la cultura Musteriense y quizá la Auriñaciense, así como el desarrollo del arte paleolítico, el megalitismo, el vaso campaniforme o la cerámica cordada, buena parte de la evolución registrada durante esta fase es el resultado de importaciones foráneas. Solo el desarrollo de la cultura clásica grecorromana (ya histórica) puso a Europa a la altura de las grandes civilizaciones de otros continentes.

Edad de Piedra europea
La Edad de Piedra europea sigue dividiéndose en tres etapas, siguiendo las propuestas de John Lubbock, que en 1865 separó el Paleolítico y el Neolítico. A éstas se unió posteriormente el Mesolítico/Epipaleolítico, gracias al descubrimiento del Tardenoisiense por Gabriel de Mortillet, realizado entre 1885 y 1897. La definición de las tres Edades de la Piedra fue precisada y enriquecida por las propuestas de Henri Breuil en 1932. Desde entonces, aunque se hayan revisado las referencias y muchos conceptos erróneos, esta división apenas ha sufrido alteraciones relevantes.
El Paleolítico es el periodo más antiguo y largo de la historia europea, comenzando hace aproximadamente un millón de años con la llegada de los primeros humanos: Homo ergaster u Homo antecessor. Posteriormente aparecieron otros tipos característicos del continente: Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis. Homo sapiens sapiens llegó desde África hace unos 50.000 años. Paralelos a la evolución humana se produjeron cambios culturales: durante el Paleolítico inferior la cultura dominante en Europa fue el Achelense y en el Paleolítico medio encontramos el Musteriense, propio del hombre de Neandertal, aunque quizá el Châtelperroniense sea un epígono de este tipo humano. Con la llegada del hombre moderno 17 se sucedieron el Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense. Otros elementos importantes para comprender el Paleolítico son las continuas oscilaciones climáticas denominadas glaciaciones, el predominio de una economía de caza-recolección y el desarrollo del arte a partir de la llegada del Homo sapiens.




Bifaz, el artefacto más típico del Achelense.
Proyectiles óseos del final del Paleolítico y del Epipaleolítico.
La punta de Tardenois es un microlito típico delMesolítico.
Tumba mesolítica de Téviec
(
Morbihan, Francia).

·         El Epipaleolítico/Mesolítico se refiere al periodo que transcurre desde el final del último periodo glacial (hace unos 12 000 años) hasta el comienzo del Neolítico (hace unos 5000 años). Actualmente se discrimina entre grupos epipaleolíticos (aquellos que mantienen el modo de vida propio del Paleolítico, sin cambios sustanciales, como ocurre con el Aziliense, por ejemplo) y grupos mesolíticos (aquellos que muestran una tendencia propia a evolucionar hacia la sedentarización y otros rasgos propios de lo que luego será el Neolítico, como podría ser el caso del Tardenoisiense).
  • El Neolítico llegó a Europa en el sexto milenio a.C., procedente del Oriente próximo y a través de la Península balcánica y la cuenca Mediterránea, aunque hay constancia ya en elVII milenio a. C. de cronoculturas protoneolíticas en los Balcanes: se trata de pueblos acerámicos, con una agricultura rudimentaria e itinerante, con ganadería y numerosas pervivencias mesolíticas (caza, pesca y recolección, hábitats en cuevas, sin hachas pulimentadas, etc.). Aunque los primeros poblados sedentarios son muy pequeños, pronto se desarrollaron yacimientos como Sesklo o Nea Nikomedia, ambos sobre elevaciones del terreno, con murallas y bastiones y, en su interior, construcciones rectangulares con un vestíbulo de acceso, en las cuales se han hallado cerámicas pintadas y figurillas femeninas.
En el Mediterráneo occidental se cree que hubo una fase precerámica fundamentalmente ganadera y relacionada con hábitats en cueva, previa a la aparición de unos grupos de carácter agrícola y ganadero identificados tradicionalmente por un elemento característico, la cerámica cardial. Estas típicas cerámicas decoradas con impresiones de conchas de berberecho (Cardiidae) aparecen tanto en la orilla africana como en la europea del Mediterráneo, desde Dalmacia a la Península ibérica (verde claro en el mapa).
La neolitización penetró hacia el centro de Europa durante el quinto milenio a.C. y a través del Danubio; su fósil director es la llamada cerámica de bandas (pardo claro en el mapa), cuya influencia se extendió desde lo que hoy es Hungría hasta los actuales Países Bajos. La cerámica de bandas está decorada en frisos superpuestos con motivos diversos, destacando los meandros, las volutas y las formas angulosas. Los grupos que la utilizaban habitaban en poblados fortificados, algunos de gran tamaño (hasta 40 hectáreas).





Molino neolítico de vaivén.
Cerámica de bandas
(Neolítico Danubiano).
Hachas de piedra pulimentada.
Poblado palafítico tipo Lagozza.

Hacia el 4000 a. C. casi toda Europa estaba neolitizada. Por esas fechas empezaron a aparecer en varias regiones atlánticas (desde Portugal a Dinamarca) y de manera más o menos simultánea, unas estructuras colosales de carácter mayoritariamente funerario (pero no únicamente), englobadas en un fenómeno denominado megalitismo. Este nuevo fenómeno cultural sobrepasó el ámbito neolítico, perdurando durante el Calcolítico y la Edad del Bronce, hasta el 1500 a. C. Hacia los momentos finales se llegaron a construir algunos de los monumentos más impresionantes (como las últimas fases de Stonehenge).
Los monumentos megalíticos han sido interpretados como centros simbólicos y/o rituales de las poblaciones de su entorno, de las cuales se conocen muy pocos datos: algunas cabañas dispersas de madera o piedra, acumulaciones de sílex, fosas y hogares, son las evidencias halladas. La excepción la constituye el interesante poblado de Skara Brae, en las islas Orcadas (Escocia). También se han encontrado en el norte y noroeste de Europa ciertos recintos delimitados por fosos sucesivos, terraplenes y empalizadas, denominados campos atrincherados, que funcionarían, posiblemente, como espacios rituales complementarios de los megalitos.




Menhir de
Saint-Macaire (
Francia).
El dolmen de Axeitos, en Galicia.
Alineamiento de menhires en Carnac, Francia.

Los monumentos megalíticos son construcciones formadas por grandes piedras de hasta varias toneladas de peso. Se podrían diferenciar cinco clases de monumentos:
·         Menhir: es una gran piedra puesta de pie que marcaría un lugar sagrado.
·         Alineamiento: es un conjunto de menhires puestos en fila.
·         Crómlech: es un conjunto de menhires puestos en círculo. Se supone que el alineamiento y el crómlech eran una especie de templos al aire libre
·         Dolmen: Es un monumento complejo donde se enterraba a los miembros de la comunidad. Constaba de un corredor o pasillo de entrada y de una cámara funeraria, ambos construidos con grandes lajas de piedra. Todo ello cubierto por un montículo de tierra y cascotes denominado túmulo. Todos los difuntos eran depositados en la misma cámara funeraria, ya que se trataba de un lugar de enterramiento colectivo. Junto a los cadáveres se colocaban ofrendas funerarias, como armas, comida y joyas, entre otros elementos.
·         Trilito: Dos piedras paralelas y verticales, no muy separadas entre si y una horizontal puesta sobre ella.

Edad de los Metales en Europa


Calcolítico europeo

 

Hasta los años 70 del siglo XX los modelos difusionistas establecían que la metalurgia llegó a Europa a través del Cáucaso y Anatolia en el cuarto milenio a. C.. Pero las dataciones de carbono-14 demostraron que la balcánica era casi un milenio más antigua que la de sus supuestos inspiradores y, así, investigaciones posteriores establecieron que, hacia el 4000 a. C., en la Península balcánica había surgido de manera autóctona una industria minero-metalúrgica del cobre asociada a una rica orfebrería, en un entorno social que algunos autores han llegado a denominar laprimera civilización europea. Situados entre el Danubio y Tesalia, los focos principales fueron Vinça, Gumelnitsa, Salcuta, Cucuteni y Tiszapolgar, contemporáneos de los complejos neolíticos griegos. Los grupos balcánicos se extendieron por la actual Serbia, Bulgaria, Rumania, Besarabia, Moldavia, Ucrania y el resto de la cuenca de los Cárpatos.





Figurilla cicládica de mármol
Cerámica de Cucuteni
Cuenco con decoración incisa de oculados de Los Millares.
Puñalito de cobre del calcolítico hispano.

Un segundo foco metalúrgico autóctono se sitúa al sur de la Península ibérica, en Los Millares (Almería, España) y Vila Nova (Portugal), desarrollándose a partir de finales del cuarto milenio a. C. y a lo largo de todo el tercero. Ambos grupos mantuvieron las tradiciones megalíticas funerarias, aunque su estructura social fue, sin duda, mucho más compleja que durante el Neolítico final: los dólmenes almerienses pasaron a ser sepulcros de corredor con cámara de falsa cúpula, es decir, auténticos tholoi, y aparecieron impresionantes estructuras defensivas en las dos zonas. También aquí, las tesis difusionistas relacionaban el aumento de la complejidad social y tecnológica peninsular con la llegada de unos míticos colonizadores orientales. Y, al igual que en los Balcanes, las dataciones de Carbono 14 establecieron que los materiales occidentales son mucho más antiguos que aquellos. Además, los ídolos oculados, la cerámica acanalada o pintada y las coladas de cobre peninsulares tienen características propias, diferentes de los supuestos modelos orientales. El modelo difusionista ha tenido que ser abandonado y su lugar ha sido ocupado por otro, evolucionista y local. También a finales del cuarto milenio a. C. comenzó a producirse un aumento de la complejidad social en el ámbito del mar Egeo. Aunque los cambios que se produjeron tienen un claro carácter interno, no es menos innegable el importante papel que jugaron las redes de intercambio que conectaban el Egeo con Anatolia y Egipto. Estas transformaciones socio-económicas constituyen la base de las posteriores culturas clásicas:
·         En Grecia continental (Heládico inicial) aparecieron los primeros edificios tipo megaron en el interior de recintos amurallados concéntricos.
·         En las islas Cícladas (Cicládico inicial) se intensificó el comercio y se construyeron potentes murallas.
·         En Creta (Minoico inicial) se configuraron Cnosos y Festos como centros principales, pero sin estructuras defensivas.




Expansión del Vaso Campaniforme.
Hallazgos campaniformes centroeuropeos.
Vaso campaniforme ibérico (Tipo Ciempozuelos) del 2º milenio

La introducción del cobre en el resto de Europa está asociada a la extensión de dos grandes fenómenos, claramente diferenciados pero contemporáneos y, que a veces, se solapan entre sí: el vaso campaniforme y la cerámica cordada.
El complejo del vaso campaniforme fue un fenómeno que afectó a prácticamente toda la Europa prehistórica (salvo las zonas el este y los Balcanes), pero de un modo desigual y manteniendo una gran diversidad. Supuso la expansión de la metalurgia del cobre a las áreas marginales que no conocían todavía este metal. El objeto más característico de este horizonte son los vasos de cerámica de forma acampanada, con decoración incisa o impresa cuyos motivos varían en función de las peculiaridades regionales.





Cuenco campaniforme tipo Ciempozuelos.
Puñal de lengüeta de cobre.
Brazal de arquero de piedra.
Puntas de flecha tipo Palmela.

La cronología del vaso campaniforme y su interpretación son controvertidas, habiéndose generado al respecto (y haciéndolo todavía) abundante literatura. Los últimos datos proporcionados por la revisión sistemática de las dataciones de Carbono-14 en campaniformes de toda Europa han permitido establecer que los más antiguos serían los encontrados en el área del Bajo Tajo, en Portugal, con una cronología que iría del 2900 al 2500 a. C.24 Según otros autores, su aparición se situaría, en cambio, sobre el 2400 a. C., desapareciendo hacia el 1800 a. C.
Las tumbas asociadas al horizonte campaniforme consisten en fosas individuales en las que se depositaba el cadáver en posición contraída con un ajuar que suele constar de la típica cerámica campaniforme y otros objetos no menos característicos: puñales de lengüeta y leznas biapuntadas, brazaletes de arquero, puntas de flecha tipo Palmela, adornos en oro de diversa entidad (diademas, pendientes) y botones de hueso perforados en V; siempre en contextos funerarios masculinos.





Sección de un Kurgán calcolítico.
Interior de un kurgáncal colítico.
Típica cerámica cordada.
Hacha de combate de los kurganes.

Los grupos de la cerámica cordada eran originarios, según unos, de las estepas euroasiáticas y, según otros, de Centroeuropa. Están relacionados con las lenguas indoeuropeas y se extendieron por toda la Europa central, nórdica y oriental durante el tercer milenio a. C.. Son también conocidos como Kurganes de las estepas, del hacha de combate o de los sepulcros individuales. Sus características principales serían:
·         Los enterramientos individuales, en una pequeña cámara funeraria semisubterránea en forma de cabaña de madera cubierta por un túmulo (kurgan). El cadáver era colocado en posición de decúbito supino, con las piernas dobladas y rociado con ocre rojo.
·         El ajuar característico suele incluir las denominadas cerámicas cordadas (decoradas con impresiones de cuerdas), las hachas-martillo con enmangue directo (o hachas de combate, que parecen réplicas en piedra de piezas metálicas sumerias o anatolias), ganado sacrificado y, si el individuo era de alta posición social, piezas exóticas de clara influencia oriental (vasos y apliques de plata, adornos repujados de oro y algunos objetos de cobre, entre otros). Las grandes diferencias entre unos ajuares y otros denotan la existencia de una clara estratificación social
·         Una economía seminómada y pastoril, propia de las estepas, que, a pesar de todo, nos ha legado algunos poblados, como el ucraniano de Mikailovska, en el bajo Dniéper, de cierta entidad urbana y con casas rectangulares.

Edad del Bronce en Europa

El bronce es una aleación de cobre y estaño que tiene las ventajas de que se funde a una temperatura más baja y es mucho más resistente. Fue conseguido en el Oriente próximo a finales del IV milenio a. C. y penetró en Europa a través de una extensa red de vías comerciales que recorrían todo el continente, comunicando la península ibérica o el mar del Norte con las civilizaciones orientales, ya plenamente históricas.


Bronce Antiguo en Europa
Entre los años 1800 a. C. y 1500 a. C., aproximadamente, coincidiendo con la plenitud del mundo minoico, Europa comenzó a participar en las redes comerciales creadas por la demanda de materias primas por parte de las civilizaciones del Próximo Oriente y del Egeo. El ámbar del Báltico, el cobre del bajo Danubio y Huelva, el estaño de Cornualles y Galicia, el oro de Irlanda, los metales preciosos de Andalucía y el azabache de Gran Bretaña, eran intercambiados por armas y herramientas de bronce, ornamentos de oro y plata, o perlas egipcias de fayenza azul. Entre las culturas arqueológicas de este periodo destacarían la de Unetice, la de los túmulos armoricanos y la de Wessex. En las islas británicas, durante esta época, siguieron teniendo gran importancia los santuarios megalíticos denominados «henges», centros cultuales como el mismo Stonehenge.
La mayor parte de los restos de esta época son monumentos funerarios de tipo tumular pertenecientes, a juzgar por la alta proporción de armas y la gran riqueza de algunos, a las oligarquías guerreras locales, que debían conocer el carro de combate y vivían en poblados fortificados. Los ajuares se componían, fundamentalmente, de los característicos puñales triangulares de pomo macizo, las hachas planas y las hachas-maza de combate de bronce; también aparecen ornamentos metálicos como los brazaletes, las lúnulas o pectorales, jarras de oro o plata repujados, ámbar y perlas de fayenza egipcias. Algunos túmulos llegan a ser tan ricos que han motivado su denominación como «tumbas reales»: las de Leki Male (Polonia) y Leubingen (Austria), de los grupos de Unetice; la de Kernonen (Francia), de los Túmulos armoricanos; o la de Bush Narrow (Inglaterra), perteneciente a Wessex. En ciertas zonas del norte de Italia, los terrenos pantanosos han preservado multitud de objetos de cuero, piraguas de madera, arcos de gran tamaño, ruedas de carro y arreos en hueso.




Túmulo funerario del Bronce Antiguo centroeuropeo.
Puñal triangular de mango macizo, Bronce Antiguo.
Hacha-Maza de combate de la cultura de Unetice.
Lúnula de oro de la cultura de los Túmulos armoricanos.

Bronce Medio en Europa
El Bronce Medio transcurrió, más o menos, entre el 1500 a. C. y el 1200 a. C., lo que significa que coincide con el apogeo de la civilización micénica. Destaca en Centroeuropa la cultura de los Túmulos, un complejo que derivó de Unetice, con poblados no muy grandes, de viviendas de madera, edificados sobre colinas de fácil defensa y protegidos por murallas y fosos. Los enterramientos eran tumulares (de ahí su denominación), con túmulos más monumentales que en la etapa anterior, a menudo se agrupaban en grandes necrópolis y la incineración fue cada vez más habitual. En el área de la península itálica se desarrollaron la cultura de las Terramaras y la cultura Apenínica, ambas de fuerte influencia balcánica, así como la cultura Sícula, más cercana al mundo micénico, que ya había colonizado las Islas Eolias en esa fase.
Una de las novedades más notables respecto al Bronce antiguo es la aparición de auténticas espadas con largas hojas y sistemas de enmangue más efectivos que los remaches: empuñaduras de lengüeta cuyos mangos son, a veces, ricamente decorados con materiales perecederos (cuero, hueso y maderas de diversos tonos, que, pueden tener incrustaciones de oro y ámbar) que, afortunadamente, se han conservado en algunos ejemplares de la zona nórdica. Asimismo aparecen puntas de lanza tubulares y hachas de talón.
En lo referente a los adornos metálicos, su variedad es innumerable: brazaletes espiraliformes, tobilleras, colgantes, alfileres, anillos, pendientes, pasadores, broches, etc. Mención especial merecen los torques retorcidos irlandeses, que desde su región originaria, se difundieron por toda Europa, recibiendo el nombre de Torques de Tara en honor a este santuario gaélico, la Colina de Tara. Una obra excepcional, que supera el calificativo de mero ornamento, es el Carro solar de Trundholm (arrojado como ofrenda al fondo de un pantano en Dinamarca).




Enterramiento en tinaja de la segunda fase de El Argar.
Restos de un cráneo con la típica diadema de plata argárica.
Ajuar funerario de una tumba argárica.
Copa argárica de Caniles, Granada.


Bronce final en Europa
·         El Bronce final (aproximadamente 1250 a. C.-725 a. C.) viene determinado por la aparición y expansión de los campos de urnas por casi todo el continente. El cambio en el proceso funerario no se produjo de repente ni fue uniforme, detectándose los primeros indicios de transición en Alta Baviera(Alemania) poco antes del 1200 a. C. Este cambio ha sido relacionada a lo largo del tiempo con pueblos de invasores indoeuropeos, a los que algunos arqueólogos incluso les han adjudicado la autoría de todas las convulsiones que se produjeron contemporáneamente en el Mediterráneo oriental (caída de Micenas, de los Hititas, ataques de los pueblos del mar a Egipto, destrucción de Ugarit, etc.). Actualmente pocos investigadores sostienen que los grupos de los campos de urnas fueran un ente cultural homogéneo; la opinión generalizada es que se trató simplemente de una moda que se expandió por Europa debido a préstamos culturales o, en ciertos casos, a movimientos limitados de pueblos. De hecho, en algunas regiones el cambio en el comportamiento funerario fue el único que se produjo, detectándose una clara continuidad con las estrategias económicas y sociales anteriores. El hecho de que el germen de esta nueva moda ocupe el mismo espacio geográfico que la cultura de los túmulos (del Bronce Medio) y que la de Unetice (del Bronce Inicial), parece confirmar que realmente existe continuidad cultural. Por otro lado, el territorio ocupado por los campos de urnas no es unitario, al estar formado por un conglomerado de culturas locales con particularidades regionales específicas. Algunas áreas europeas (sur de la península Ibérica, litoral atlántico y Escandinavia) quedaron al margen.

·         El rito funerario de la cremación, aunque minoritario, ya era practicado en Europa y en esta fase se generalizó: tras su incineración, las cenizas del cadáver eran depositadas en una urna cineraria y enterrada en un pequeño foso, junto a otras tumbas, constituyendo así, las extensas necrópolis que dan nombre a estos grupos. Estas urnas solían ser vasos de cerámica de forma bicónica, tapados con un cuenco, aunque podían tener formas diversas (a veces, incluso réplicas en miniatura de casitas de cerámica). En ocasiones, no se usaba urna. Los ajuares eran pobres en comparación con periodos anteriores y posteriores; solo en los siglos IX y VIII a. C. reaparecieron las tumbas principescas con ricos ajuares y complejas estructuras que las distinguían de las demás.
·         Los poblados son muy similares a los del Bronce medio, pero con defensas reforzadas con terraplenes, empalizadas y recintos amurallados de tapial y madera; además las puertas adquirieron forma de embudo y se protegían con torreones. En el interior, casas rectangulares de adobe con tejados de madera y paja. Suele haber numerosos silos y molinos de vaivén, evidenciando la importancia creciente de la agricultura frente al pastoreo, aunque éste sigue siendo fundamental, a juzgar por la abundancia de restos de ganado bovino, ovino, porcino y equino. Se siguió comerciando con el ámbar y la sal.





Diversos objetos del Bronce final de Rumanía
Las corazas de Marmesse, halladas en Francia
«Fíbula de anteojos» del Bronce final ibérico
Brazalete en espiral del Bronce final de Ucrania

La cultura material incluye los primeros objetos de vidrio, seguramente incorporados del Próximo Oriente, y los grandes recipientes de bronce batido o repujado, con formas muy diversas y alejadas de los estereotipos orientales; entre ellos se encuentran las sítulas (que tanto predicamento tuvieron en la posterior Edad del Hierro), a veces con una ornamentación muy sofisticada y que se convirtieron en objetos de intercambio muy apreciados, cuya función era sin duda ceremonial. Otros elementos ornamentales comunes fueron los torques, losbrazaletes de costilla, y las fíbulas, de diversos modelos, como las llamadas «de anteojos» (por el gran tamaño de su doble espiral). Entre las armas, hay una enorme variedad: las puntas de flecha de sílex fueron definitivamente sustituidas por otras de bronce; se siguieron utilizando hachas de combate, con talón y anillas, alabardas, lanzas; aparecieron armas defensivas como las corazas, los escudos y los cascos. Los modelos más representativos de espada fueron las de puño macizo con la guarda en U, bien con un gran pomo discoide o bien rematadas en antenas. La hoja solía ser biselada, a veces con rica decoración, y con silueta pistiliforme.
·         El Bronce final atlántico es poco conocido: se da la paradoja de que apenas se han excavado asentamientos o necrópolis, y, en cambio, abundan los llamados escondrijos (o zulos de objetos de bronce destinados al refundido) donde se han localizado piezas de una factura casi perfecta. Los objetos más apreciados debieron ser las espadas, al principio pistiliformes y al final con hoja en lengua de carpa. En el sur de lasislas Británicas se han descubierto varios poblados y, entre ellos, destaca el de Itford Hill (Inglaterra), situado en un emplazamiento elevado, con varias empalizadas defensivas que protegían una serie desordenada de viviendas de madera y barro, de planta circular. Las necrópolis evidencian la adopción de la cremación, con las cenizas depositadas en urnas cinerarias o directamente en el suelo de pequeños fosos bajo túmulo.
En las regiones escandinavas también se adoptó la incineración como ritual funerario y apareció una industria metalúrgica más diversa y original que en la zona atlántica. A la gran variedad de armas, hay que añadir los objetos de tocador (navajas de afeitar, pinzas, alfileres), los vasos de bronce batido con ruedas (seguramente votivos o ceremoniales, como el de Skallerup), los conos de oro repujado que se exportaron por toda Europa (tal es el caso del de Aventon, aparecido en Francia, pero elaborado en talleres escandinavos), las trompas de chapa de bronce y las fíbulas, casi siempre de anteojos. Los poblados encontrados son mucho más abundantes que en el Atlántico y estaban protegidos por defensas naturales y/o artificiales. De esta época son la mayoría de los petroglifos de los roquedos de Noruega y Suecia, en las regiones de Escania y Uppsala, destacando la zona de Tanum (declarada Patrimonio de la Humanidad).





El cono de Aventon (Francia).
Trompas de oro repujado (Dinamarca).
Reconstrucción de una vivienda (Suecia).
Petroglifos de Tanum (Suecia).

·         El mosaico cultural de la península Ibérica fue fruto de la convergencia de diversas tradiciones:
En el nordeste de la Península penetró la moda de los campos de urnas, que, con el tiempo, siguió una evolución independiente, abarcando Cataluña y el bajo Aragón. Se conocen mejor las necrópolis que los poblados, destacando el de La Pedrera de Vallfogona (Balaguer, Lérida).
En el noroeste se da una evolución similar a la de Bretaña y las islas Británicas, al menos en lo que se refiere a los elementos materiales de la cultura. Hay una clara escasez de lugares de hábitat y abundancia de objetos de bronce: hachas de talón y anillas, calderos de chapa de tradición irlandesa, recipientes de oro batido con motivos típicamente escandinavos. Las espadas eran pistiliformes al principio y de lengua de carpa al final.
En el sur se produjo un cierto estancamiento respecto al periodo argárico. Destacan la cerámica de retícula bruñida (con barniz rojo, bruñida y decorada por dentro con motivos reticulados) y los enterramientos en cista, sin ajuar, cubiertos con lajas decoradas denominadas estelas extremeñas (en ellas se representa esquemáticamente al difunto con diversos objetos como armas, broches, espejos e incluso carros). El ámbito ocupado por ambos elementos coincide a grandes rasgos con lo que luego será el territorio de Tartessos.

Edad del Hierro en Europa

Se llama Edad del Hierro al período en que se desarrolló la metalurgia del hierro, metal más duro que la aleación de bronce y uno de los elementos más abundantes de nuestro planeta. Los primeros artefactos de hierro fundido datan del III milenio a. C. y fueron hallados en Anatolia. A Europa comenzaron a llegar a partir del 1200 a. C., durante el Bronce Final.


A pesar de que los minerales de hierro son muy abundantes, su siderurgia requiere una tecnología compleja y diferente a la de otros metales conocidos por entonces (refinado, fundido, forjado y templado), lo que obstaculizó su difusión: durante muchos siglos el hierro fue más un objeto de prestigio que una materia prima utilizada en herramientas de uso habitual, por lo que el bronce no fue desbancado rápidamente. El hierro no se generalizó en Europa hasta, aproximadamente, el año 800 a. C. y en la mayor parte del continente esta fase finalizaría con la romanización. Excepto en el norte de Alemania y en Escandinavia, donde persistió representada en las culturas de Jastorf y vikinga, respectivamente (los vikingos hasta alrededor del año 1000 de nuestra era).

En el resto de Europa este periodo suele dividirse en dos grandes fases:
La cultura de Hallstatt (800 - 450 a. C.) o Primera Edad del Hierro en Europa Central, Francia y los Balcanes, es considerada heredera de los campos de urnas. Esta sociedad estaba dirigida por unas aristocracias guerreras reflejadas claramente en la riqueza de sus tumbas: algunas, por su contenido y su estructura, resultan claramente principescas, con ricos ajuares depositados en grandes cámaras mortuorias de madera. En éstas, el rito funerario predominante fue el de la inhumación bajo túmulo, que se fue imponiendo paulatinamente sobre la incineración, aunque ésta siguió siendo habitual en las zonas periféricas (donde suele hablarse de campos de urnas tardíos). Al principio el uso del hierro era minoritario, pero a partir del siglo VII a. C. se fue generalizando. Estos grupos mantenían contactos comerciales con el Mediterráneo y con las estepas del este europeo, haciendo, posiblemente, de intermediarios en el comercio del ámbar y el estaño con el mundo mediterráneo.




Espadas hallstátticas con contrapeso en el pomo
Collar hallstáttico de ámbar báltico
Urna cineraria con rostro humano (Italia).
Necrópolis hallstáttica de inhumación con ajuar

La cultura de La Tène (450 a. C. hasta la conquista romana) o Segunda Edad del Hierro en Centroeuropa, Francia, norte de España e Islas británicas. El hierro se había generalizado y la economía diversificado, naciendo lo que se ha denominado cultura céltica. Los asentamientos estaban fortificados y la complejidad de algunos de ellos es propia de centros proto-urbanos (que los romanos denominaban oppidum), con una estratificación social bien diferenciada, cuya cúspide ocupaba la nobleza guerrera. Estos aristócratas gustaban de ser inhumados en grandes tumbas con ajuares muy ostentosos que incluyen carros de guerra, adornos, joyas, armas y grandes vasos de cerámica importados de Grecia y Etruria. La tumba de la princesa de Vix es el mejor ejemplo.




Máxima expansión del mundo céltico
Cabeza de guerrero de Glauberg (Alemania).
Crátera de la Tumba de Vix (Francia).
Caldero de plata de Gundestrup (Dinamarca).


Prehistoria en América
La teoría más aceptada es que el poblamiento humano de América se produjo desde Siberia a través del estrecho de Bering. La fecha está sujeta a controversia: unos creen que solo hay pruebas para afirmar que los seres humanos llegaron hace unos 16 000 años; otros apuntan a un poblamiento más temprano, entre 70 000 y 45 000 años antes del presente (AP); finalmente, hay un grupo que apunta a fechas todavía más antiguas que el 75 000 AP. 

En cualquier caso, el aislamiento de América respecto a otros continentes fue casi absoluto (aunque se sabe que hubo varias migraciones a lo largo de la Prehistoria), lo que justifica que no se emplee la periodización tradicional, sino otra específica adecuada a la realidad arqueológica de este continente. En1958, los arqueólogos Gordon Willey y Philip Phillips propusieron las siguientes etapas:

Periodo Lítico o Paleoindio

Podría equipararse al Paleolítico Superior europeo, comprende desde la llegada de los primeros americanos (con una fecha variable, según el paradigma teórico defendido) hasta el comienzo del Holoceno. Dentro de este periodo hay dos fases:
·         Fase de cazadores-recolectores indiferenciados: caracterizado por una industria lítica arcaizante (cantos tallados, lascas musteroides, bifaces...); los restos son muy escasos pero pueden ponerse ejemplos datados por encima de los 30 000 años de antigüedad en todo el continente, desde Topper (en Estados Unidos) hasta Pedra Furada (en Brasil), pasando por Tlapacoya (en México) o Monte Verde II (en Chile).
·         Fase de las Puntas de proyectil: Estaríamos ante una cultura de tecnología lítica muy avanzada y con una economía basada en la caza de piezas de mediano y gran tamaño. Aparece hace unos 13 000 años y se caracteriza por diversos tipos de puntas de lanza foliáceas finamente elaboradas, las más famosas son las de la cultura Clovis (Nuevo México), aunque, por supuesto, hay muchas más. A destacar, por situación geográfica, la Cueva Fell (en Tierra del Fuego, Chile), cuyas puntas, llamadas de «cola de pescado», se datan en el 7000 a. C.

Periodo Arcaico

Arcaico Temprano

Hacia el VIII milenio a. C., a finales de la última glaciación, los antiguos americanos comienzan a experimentar con el cultivo de plantas y la cría de animales, iniciando un largo proceso hacia las primeras poblaciones sedentarias. Esta transición fue más en el centro- noroeste del Perú y en el sur de México (las dos zonas nucleares fundamentales de América). También aparecen los primeros poblados estables y numerosas culturas que viven de la explotación intensiva de recursos oceánicos, cuyos restos más típicos son los concheros, grandes montones de desperdicios de conchas de moluscos. Progresivamente, las comunidades van dependiendo más y más del producto de la agricultura, la ganadería y de la pesca.

Arcaico Tardío

La sedentarización se sigue de un proceso de jerarquización de las comunidades, apareciendo hacia el IV milenio a. C. las primeras jefaturas extra-familiares que se van consolidando lentamente en autoridades políticas permanentes de pueblos que forman grandes rutas de intercambio económico por medio del conocimiento de la astronomía y los ciclos agrícolas.
Concretamente en los Andes sobresale la cultura de Caral (Perú), con una fecha inicial superior al 2600 a. C.

Periodo Formativo

Sería el equivalente a la Protohistoria europea, pero más dilatada; inmediatamente después de esta fase aparecen las primeras formas de escritura y las grandes civilizaciones clásicas como la de los Mayas o los Moche. Evidentemente, destaca por novedades como la agricultura, la ganadería, la cerámica... Entre los 4000 a. C. y el comienzo de nuestra era. También se produce la aparición de las primeras sociedades jerarquizadas con formas de gobierno relativamente complejas; de hecho, hay grandes civilizaciones como la de los Olmecas en Mesoamérica y la Cultura Chavín en Sudamérica, que llegan a dominar extensos territorios y a construir importantes centros urbanos en torno a santuarios dedicados al Dios Jaguar. Otras culturas reseñables son las de los Anasazi y sus similares (Arizona), así como los constructores de Montículos de Norteamérica.

Umbral de la historia americana

En América, la utilización de cobre nativo se remonta hacia el 900 a. C.; poco después comienza una metalurgia auténtica, basada en cobre y, sobre todo, oro y plata. El bronce no aparece hasta poco antes del año 900. El hierro no se conoció hasta la llegada de los europeos. Arriba se explica que durante las fases finales de los olmecas, al comenzar nuestra era, nació la escritura en Mesoamérica: estaríamos, pues, entrando ya en la Historia. Esto se corrobora con el hallazgo reciente de ciertos objetos extraídos de zonas donde tuvieron lugar asentamientos olmecas (Tabasco y Veracruz, México) cuya datación mediante el carbono 14 sitúa su origen alrededor del año 900 a. C. Estos elementos presentan glifos que, por sus características, han permitido suponer que el sistema de símbolos empleados fue la base de la escritura maya, que alcanzó su mayor perfeccionamiento entre el 200 y el 900 d. C.

EVOLUCIÓN HUMANA
La evolución humana (u hominización) explica el proceso de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un análisis interdisciplinar en el que se aún en conocimientos procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geo cronología, la arqueología y la lingüística.

El término humano, se refiere a los individuos del género Homo. Los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los científicos han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación la estirpe humana siguió ramificándose originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción del Homo sapiens.

ASPECTOS GÉNETICOS DE LA EVOLUCIÓN HUMANA
Al analizar el genoma humano se ha descubierto que en su proceso evolutivo hay varios hechos que destacar.
Al realizar un mapeo del genoma humano actual, se observa que Homo sapiens comparte casi el 99% de los genes con el chimpancé y con el bonobo. Para mayor precisión, el genoma de cualquier individuo de nuestra especie tiene una diferencia de sólo el 0,27% respecto al genoma de Pan troglodytes (chimpancés) y de 0,65% respecto al genoma de los gorilas.


A partir del análisis genético, igualmente se ha postulado que en la genealogía humana habría habido introgresión. Ejemplo de ello, el cromosoma Y actual más antiguo (cromosoma-Y A00), el cual se remontaría hasta los Homo sapiens arcaicos (hace unos 340.000 años aprox) También destaca el descubrimiento de la existencia de hibridación con otras especies homínidas más antiguas, tales como el Homo neanderthalensis (de un 1% a un 4% de genes neandertales), y con el Homínido de Denisova (la población local que vive actualmente en Papúa Nueva Guinea, en el Sudeste Asiático, le debe al menos el 3 % de su genoma a los Homínidos de Denisova).
Igualmente destaca que los retrovirus endógenos humanos (HERV) (Secuencia de ADN derivado de virus pertenecientes al grupo de los retrovirus) comprenden una parte significativa del genoma humano. Con aproximadamente 98.000 fragmentos y elementos ERV, estos componen casi el 8% del genoma actual del ser humano; los cuales el ser humano ha adquirido en diferentes periodos temporales de su evolución.
 ETAPAS EN LA LÍNEA EVOLUTIVA HUMANA

LOS PRE-AUSTRALOPITECINOS
Los primeros posibles homínidos bípedos (homininos) son:
·          Sahelanthropus tchadiensis (con una antigüedad de 7 millones de años y encontrado en el Chad).
·         Orrorin tugenensis (con unos 6 millones de años y hallado en África Oriental).
·         Ardipithecus (entre 5,5-4,5 millones de años y encontrado en la misma región).
 Los fósiles de estos homínidos son escasos y fragmentarios y no hay acuerdo general sobre si eran totalmente bípedos. No obstante, tras el descubrimiento del esqueleto casi completo apodado Ardi, la forma de la parte superior de la pelvis indica que era bípedo y que caminaba con la espalda recta, pero la forma del pie, con el dedo gordo dirigido hacia adentro (como en las manos) en vez de ser paralelo a los demás, indica que debía caminar apoyándose sobre la parte externa de los pies y que no podía recorrer grandes distancias.




RECONSTRUCCIÓN DE AUSTRALOPITHECUS AFARENSIS.
Los primeros homínidos son los miembros del género Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy completos (como el de la famosa Lucy).
Este tipo de hominino prosperó en las sabanas arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones de años atrás con notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se inició hace unos 2,8 millones de años y que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios, algunos Australopithecus se especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originando al Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente más carnívoros, originando a los primeros Homo.
RECONSTRUCCIÓN DE HOMO HABILIS
No se sabe con certeza qué especie originó los primeros miembros del género Homo; se han propuesto a A. africanus, A. afarensis y A. garhi, pero no hay un acuerdo general. También se ha sugerido que Kenyanthropus platyops pudo ser el antepasado de los primeros Homo.
Se ha sugerido que Australopithecus ghari, hace 2,5 millones de años fue capaz de fabricar herramientas. Las primeras herramientas eran muy simples y se encuadran en la industria lítica conocida como Olduvayense o Modo 1. De esta fase se ha descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que habitaron África Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de años atrás.

EL POBLAMIENTO DE EURASIA
Distribución geográfica y temporal del género Homo. Otras interpretaciones difieren en la taxonomía y distribución geográfica.
Morfológicamente es muy similar a Homo erectus y en ocasiones se alude a él como Homo erectus africano. Se supone que fue el primero de nuestros antepasados en abandonar África; se han hallado fósiles asimilables a H. ergaster (o tal vez a Homo habilis) en Dmanisi (Georgia), datados en 1,8 millones de años de antigüedad y que se han denominado Homo georgicus.
Esta primera migración humana condujo a la diferenciación de dos linajes descendientes de Homo ergaster:
·         Homo erectus en Extremo Oriente (China, Java).
·          Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa (España, Italia).
 Por su parte, los miembros de H. ergaster que permanecieron en África inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, más elaborado, denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 ó 1,7 millones de años –
Homo erectus pobló Asia Oriental hasta hace solo unos 50.000 años (yacimientos del río Solo en Java) y que pudo diferenciar especies independientes en condiciones de aislamiento, como Homo floresiensis de la Isla de Flores (Indonesia). En  Europa se tiene constancia de la presencia humana desde hace casi 1 millón de años (Homo antecessor), pero se han hallado herramientas de piedra más antiguas no asociadas a restos fósiles en diversos lugares.
Los últimos representantes de esta fase de nuestra evolución son Homo heidelbergensis en Europa, en la línea evolutiva de los neandertales, y Homo rhodesiensis en África que sería el antepasado del hombre moderno.

NUEVOS ORÍGENES EN ÁFRICA
La fase final de la evolución de la especie humana está presidida por tres especies humanas inteligentes, que durante un largo periodo convivieron y compitieron por los mismos recursos. Hombre de Neanderthal (Homo neanderthalensis), la especie del homínido de Denisova y el hombre moderno (Homo sapiens).
El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente Medio hace unos 230.000 años, presentando claras adaptaciones al clima frío de la época (complexión baja y fuerte, nariz ancha).
El homínido de Denisova vivió hace 40.000 años en los montes Altai y probablemente en otras áreas en las cuales también vivieron neandertales y sapiens. El análisis del ADN mitocondrial indica un ancestro femenino común con las otras dos especies hace aproximadamente un millón de años. La secuencia de su genoma ha revelado que habría compartido con los neandertales un ancestro hace unos 650.000 años.
Los fósiles más antiguos de Homo sapiens datan de hace unos 200.000 años (Etiopía). Hace unos 90.000 años llegó al Próximo Oriente donde se encontró con el Hombre de Neanderthal que huía hacia el sur de la glaciación que se abatía sobre Europa
El neandertal coexistió con el Homo sapiens y quizá terminó extinguido por la competencia con nuestra especie. Si existió algún mestizaje entre ambas especies, el aporte a la especie humana actual ha sido, en lo genético, inferior al 5% .En cuanto al llamado Hombre de Cro-Magnon corresponde a las poblaciones de Europa Occidental de la actual especie Homo sapiens.
HOMO SAPIENS
ORIGEN DE LOS HUMANOS MODERNOS
Los parientes vivos más cercanos a nuestra especie son los grandes simios: el gorila, el chimpancé, el bonobo y el orangután.
Los fósiles más antiguos de Homo sapiens tienen una antigüedad de casi 200.000 años y proceden del sur de Etiopía (formación Kibish del río Omo), considerada como la cuna de la humanidad .A estos restos fósiles siguen en antigüedad los de Homo sapiens idaltu, con unos 160.000 años.
BIOCRONOLOGÍA DE HOMININA

Otros indicios derivados de muy recientes investigaciones sugieren que la de por sí exigua población de Homo sapiens hace unos 74.000 años se redujo al borde de la extinción al producirse el estallido del volcán Toba, según la Teoría de la catástrofe de Toba, volcán ubicado en la isla de Sumatra, cuyo estallido ha dejado como rastro el lago Toba. Tal erupción-estallido tuvo una fuerza 3.000 veces superior a la erupción del Monte Santa Helena en 1980.
Esto significó que gran parte del planeta se vio cubierto por nubes de ceniza volcánica que afectaron negativamente a las poblaciones de diversas especies incluidas la humana. Según esta hipótesis llamada entre la comunidad científica Catástrofe de Toba, la población de Homo sapiens (entonces toda en África; la primera migración fuera de África fue en torno al año 70.000 ac) se habría reducido a sólo alrededor de 1000 individuos.

MIGRACIONES PREHISTÓRICAS DE HOMO SAPIENS

MIGRACIONES HUMANAS PREHISTÓRICAS
Junto a los hallazgos arqueológicos, los principales indicadores de la expansión del ser humano por el planeta son el ADN mitocondrial y el cromosoma Y, que son característicos de la descendencia por línea materna y paterna respectivamente.
Los humanos ya habrían comenzado a salir de África unos 90.000 años antes del presente; colonizando para esas fechas el Levante mediterráneo (Estos restos fósiles han sido atribuibles a tempranos Homo sapiens, pero su relación real con los humanos modernos es muy discutible).

·         Australia y Nueva Guinea: La llegada de humanos a Australia se data hace unos 50.000 años cuando pudieron fabricar rústicas almadías o balsas de juncos para atravesar el estrecho que separaba a Sahul de la región de la Sonda.
·         Europa: comenzó a ser colonizada hace sólo unos 40.000 años, se supone que durante milenios el desierto de Siria resultaba una barrera infranqueable desde África hacia Europa. La expansión por Europa coincide con la extinción de su coetáneo de entonces, el hombre de Neandertal.
·         Oceanía: la colonización de estas islas más próximas a Eurasia se habría iniciado hace unos 50.000 años, pero la expansión por esta MUG (macro-unidad geográfica) fue muy lenta y gradual, y hace unos 5.000 años pueblos austronesios comenzaron una efectiva expansión por Oceanía.
·         América: la llegada del hombre a América, se habría iniciado hace unos 20.000 o, al menos, 15.000 años. Durante las glaciaciones el nivel de los océanos desciende al grado que el "Viejo Mundo" y el "Nuevo Mundo" forman un mega continente unido por el Puente de Beringia.

CAMBIOS EVOLUTIVOS

ASPECTOS MORFOLÓGICOS

DIFERENCIAS CON OTROS PRIMATES
Cuando los ancestros del Homo sapiens y otros muchos primates vivían en selvas comiendo frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad genética, que tiene la mayoría de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina. Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de años), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática.

CEREBRACIÓN
La cerebración tanto como la corticalización son fenómenos biológicos muy anteriores a la aparición de los homínidos, sin embargo en éstos, y en especial en Homo sapiens, la cerebración y la corticalización adquieren un grado superlativo.
El cerebro de Homo sapiens, en relación a la masa corporal, es uno de los más grandes. Más llamativo es el consumo de energía metabólica (por ejemplo, la producida por la "combustión" de la glucosa) que requiere el cerebro: un 20% de toda la energía corporal, y aun cuando la longitud de los intestinos humanos evidencian los problemas que se le presentan.
En Homo sapiens el volumen oscila entre los 1.200 a 1.400 cm3, siendo el promedio global actual de 1.350 cm3; sin embargo no basta un incremento del volumen, sino cómo se dispone; esto es: cómo está dispuesta la "estructura" del sistema nervioso central y del cerebro en particular.
 Por término medio, los Homo neanderthalensis pudieron haber tenido un cerebro de mayor tamaño que el de nuestra especie, pero la morfología de su cráneo demuestra que la estructura cerebral era muy diferente: con escasa frente, los neandertalenses tenían poco desarrollados los lóbulos frontales y, en especial, muy poco desarrollada la corteza prefrontal. El cráneo de Homo sapiens no sólo tiene una frente prominente sino que es también más alto en el occipucio (cráneo muy abovedado), esto permite el desarrollo de los lóbulos frontales. De todos los mamíferos, Homo sapiens es el único que tiene la faz ubicada bajo los lóbulos frontales.
El aumento del cerebro y su especialización permitió la aparición de la llamada lateralización, o sea, una diferencia muy importante entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho del cerebro. El hemisferio izquierdo tiene desarrollado en su corteza áreas específicas que posibilitan el lenguaje simbólico basado en significantes acústicos: el área de Wernicke y el área de Broca.
Es casi seguro que ya hace 200.000 años los sujetos de la especie Homo sapiens tenían un potencial intelectual equivalente al de la actualidad, pero para que se activara tal potencial tardaron milenios: el primer registro de conducta artística conocido se data hace sólo unos 75.000 años, los primeros grafismos y expresiones netamente simbólicas fuera del lenguaje hablado se datan hace sólo entre 40.000 y 35.000 años. Las primeras escrituras (" memoria segunda" como bien les llamara Roland Barthes) datan de hace entre 5.500 ó 5.000 años, en el Valle del Nilo ó en la Mesopotamia asiática.

BIPEDESTACIÓN
Los Homininos, primates bípedos, habrían surgido hace unos 6 ó 7 millones de años en África, cuando dicho continente se encontró afectado por una progresiva desecación que redujo las áreas de bosques y selvas. Como adaptación al bioma de sabana aparecieron primates capaces de caminar fácilmente de modo bípedo y mantenerse erguidos (East Side Story;).
Más aún, en un medio cálido y con fuerte radiación ultravioleta e infrarroja algunas de las mejores soluciones adaptativas son la marcha bípeda y la progresiva reducción de la capa pilosa, lo que evita el excesivo recalentamiento del cuerpo. Para lograr la postura y marcha erecta han tenido que aparecer importantes modificaciones:
  • Cráneo. Para permitir la bipedestación, el foramen magnum (u orificio occipital por el cual la médula espinal pasa del cráneo a la raquis) se ha desplazado casi hacia la base del mismo.
  • Columna vertebral. La columna vertebral bastante rectilínea en los simios, en el Homo sapiens y en sus ancestros bípedos ha adquirido curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte superior del cuerpo, tales curvaturas tienen un efecto "resorte". Por lo demás la columna vertebral ha podido erguirse casi 90º a la altura de la pelvis.
  •  Pelvis. La pelvis se ha debido ensanchar, lo cual ha sido fundamental en la evolución de nuestra especie. Los huesos ilíacos de la región pelviana en los Homo sapiens (e inmediatos antecesores) "giran" hacia el interior de la pelvis, esto le permite soportar mejor el peso de los órganos al estar en posición recta.


  • Piernas. También para la bipedestación ha habido otros cambios morfológicos muy importantes y evidentes, particularmente en los miembros y articulaciones. Los miembros inferiores se han robustecido, el fémur humano se inclina hacia adentro, de modo que le posibilita la marcha sin necesidad de girar casi todo el cuerpo; la articulación de la rodilla se ha vuelto casi omnidireccional (esto es, puede moverse en diversas direcciones).
  • Pies. En los humanos los pies se han alargado, particularmente en el talón, reduciéndose algo los dedos del pie y dejando de ser oponible el "pulgar" del pie (el dedo mayor), en líneas generales el pie ha perdido casi totalmente la capacidad de aprehensión. El dedo mayor del pie tiene una función vital para lograr el equilibrio de los homininos durante la marcha y la postura erecta.
VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA BIPEDESTACIÓN
Es evidente que la gran cantidad de modificaciones anatómicas que condujeron del cuadrupedismo al bipedismo requirió una fuerte presión selectiva. Se ha notado que ningún otro animal de los que se adaptaron a la sabana al final de Mioceno desarrolló una marcha bípeda. La marcha bípeda pudo ser muy eficaz en estas condiciones ya que:
  • Permite otear el horizonte por encima de la vegetación herbácea en busca de árboles o depredadores.
  • Permite transportar cosas (como comida, palos, piedras o crías) con las manos, liberadas de la función locomotora.
  • Es más lenta que la marcha cuadrúpeda, pero es menos costosa energéticamente, lo que debería ser interesante para recorrer largas distancias en la sabana, o en un hábitat más pobre en recursos que la selva.
  • Expone menos superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar el cuerpo y ahorrar agua, cosa útil en un hábitat con escasez del líquido elemento.
Hace años se argumentó que la liberación de las manos por parte de los primeros homínidos bípedos les permitió elaborar armas de piedra para cazar, lo cual habría sido el principal motor de nuestra evolución. Hoy está claro que la liberación de las manos (que se produjo hace más de 4 millones de años) no está ligada a la fabricación de herramientas, que aconteció unos 2 millones de años después, y que los primeros homininos no eran cazadores y que a lo sumo comían carroña esporádicamente.

LIBERACIÓN DE LOS MIEMBROS SUPERIORES

La postura bípeda dejó libres los miembros superiores que ya no tienen que cumplir la función de patas (excepto en los niños muy pequeños) ni la de braquiación, es decir, el desplazamiento de rama en rama con los brazos, aun cuando la actual especie humana, de la cintura hacia arriba mantenga una complexión de tipo arborícola.
Esta liberación de los miembros superiores fue, en su inicio, una adaptación óptima al bioma de sabana; al marchar bípedamente y con los brazos libres, los ancestros del hombre podían recoger más fácilmente su comida; raíces, frutos, hojas, insectos, huevos, reptiles pequeños, roedores y carroña; en efecto, muchos indicios hacen suponer como probable que nuestros ancestros fueran en gran medida carroñeros y, dentro del carroñeo, practicaran la modalidad llamada cleptoparasitismo, esto es, robaban las presas recién cazadas por especies netamente carnívoras; para tal práctica, nuestros ancestros debían haber actuado en bandas, organizadamente.

VISIÓN
El humano hereda de los prosimios la visión estereoscópica y pancromática (la capacidad de ver una amplia tonalidad de los colores del espectro visible); los ojos en la parte delantera de la cabeza posibilitan la visión estereoscópica (en tres dimensiones), pero si esa característica surge en los prosimios como una adaptación para moverse mejor durante la noche o en ambientes umbríos como los de las junglas, en Homo sapiens tal función cobra otro valor; facilita la mirada a lontananza, el otear horizontes, en este aspecto la visión es bastante más aguda en los humanos que en los otros primates y en los prosimios.



ESPECIALIZACIÓN
Gran parte de las especies animales ha logrado algún tipo de especialización anatómica (por ejemplo los artiodáctilos poseen pezuñas que les permiten correr en las llanuras despejadas), pero las especializaciones, si suelen ser una óptima adaptación a un determinado bioma, conllevan el riesgo de la desaparición de la especie especializada y asociada a tal bioma si éste se modifica.
La ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los humanos una adaptabilidad inusitada entre las demás especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas condiciones ambientales.
Homo sapiens tiene características neoténicas, la estructura craneal de un Homo sapiens adulto se aproxima más a la de la cría de un chimpancé que a la de un chimpancé adulto: el rostro es achatado ("ortognato" o de "bajo índice facial") y es casi inexistente el torus supraorbitario (en la humanidad actual apenas se encuentran vestigios de torus en las poblaciones llamadas australoides). Homo sapiens es, por su anatomía, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones naturales.
Asociado al hecho por el cual morfológicamente el ser humano tenga características que le aproximan a las de un chimpancé "niño" se encuentra el 'ortognatismo' y esto quiere decir, entre otras cuestiones, que los dientes de Homo sapiens son relativamente pequeños y poco especializados, las mandíbulas, por esto, se ha abreviado y hecho más delicadas, falta además el diastema o espacio en donde encajan los colmillos

ASPECTOS CULTURALES
APARICIÓN DEL LENGUAJE SIMBÓLICO
EVOLUCIÓN DEL LENGUAJE
Hablar de la aparición del lenguaje humano, lenguaje simbólico, por lógica parecería implicar que hay que hablar previamente de la cerebración, y eso es bastante cierto, pero el lenguaje humano simbólico tiene sus antecedentes en momentos y cambios morfológicos que son previos a cambios importantes en la estructura del sistema nervioso central. Por ejemplo, los chimpancés pueden realizar un esbozo primario de lenguaje simbólico basándose en la mímica (de un modo semejante a un sistema muy simple de comunicación para sordomudos).
El lenguaje simbólico por excelencia es el basado en los significantes acústicos, y para que una especie tenga la capacidad de articular sonidos discretos, se requieren más innovaciones morfológicas, algunas de ellas muy probablemente anteriores al desarrollo de un cerebro lo suficientemente complejo como para pensar de modo simbólico.
La oro faringe y la laringe: en los mamíferos, a excepción del humano, la laringe se encuentra en la parte alta de la garganta, de modo que la epiglotis cierra la tráquea de un modo estanco al beber e ingerir comida. En cambio, en Homo sapiens, la laringe se ubica más abajo, lo que permite a las cuerdas vocales la producción de sonidos más claramente diferenciados y variados, pero al no poder ocluir completamente la epiglotis, la respiración y la ingesta deben alternarse para que el sujeto no se ahogue. El acortamiento del prognatismo que se compensa con una elevación de la bóveda palatina facilita el lenguaje oral. Otro elemento de relevante importancia es la posición y estructura del hioides, su gracilidad y motilidad permitirán un lenguaje oral lo suficientemente articulado.
Estudios realizados en la Sierra de Atapuerca (España) evidencian que Homo antecessor, hace unos 800.000 años, ya tenía la capacidad, al menos en su aparato fonador, para emitir un lenguaje oral lo suficientemente articulado como para ser considerado simbólico.
Además de todas las condiciones recién mencionadas, imprescindibles para la aparición de un lenguaje simbólico, se debe hacer mención de la aparición del gen FOXP2 que resulta básico para la posibilidad de tal lenguaje y del pensamiento simbólico, como se verá a continuación.


Tabla comparativa de las diferentes especies del género Homo
Los nombres en negrita indican la existencia de numerosos registros fósiles.
Especies
Cronología (cron)
Distribución
Altura de adulto (m)
Masa de adulto (kg)
Volumen craneal (cm³)
Registro fósil
Descubrimiento /
publicación del nombre
H. habilis
2.5–1.4
África oriental
1.0–1.5
30–55
600
Varios
1960/1964
H. rudolfensis
1.9
Kenia



1 cráneo
1972/1986
H. georgicus
1.8–1.6
Georgia


600
Escasos
1999/2002
H. ergaster
1.9–1.25
Este y Sur de África
1.9

700–850
Varios
1975
H. erectus
2–0.3
África, Eurasia (Java, China, Vietnam, Caucaso)
1.8
60
900–1100
Varios
1891/1892
H. cepranensis
0.8
Italia



1 copa craneal
1994/2003
H. antecessor
0.8–0.35
España, Inglaterra
1.75
90
1000
Tres sitios
1994/1997
H. heidelbergensis
0.6–0.25
Europa, África
1.8
60
1100–1400
Varios
1907/1908
Homo rhodesiensis
0.3–0.12
Zambia


1300
Muy pocos
1921
Homo neanderthalensis
0.23–0.024
Europa, Asia Occidental
1.6
55–70 (complexión fuerte)
1200–1700
Varios
1829/1864
Homo sapiens
0.25–presente
Mundial
1.4–1.9
55–100
1000–1850
Todavía vive
—/1758
H. sapiens idaltu
0.16
Etiopía


1450
3 cráneos
1997/2003
H. floresiensis
0.10–0.012
Indonesia
1.0
25
400
7 individuos
2003/2004

CUADRO SINÓPTICO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA
Época
Edad
Tiempo (absoluto)
Australopitecinos (África)
Homo en África
Homo en Europa
Homo en Asia
Cultura
Holoceno
(reciente)
Actualidad

11 700
H. sapiens
H. sapiens
H. sapiens
Neolítico a actualidad
(Escritura, ...)
Pleistoceno
Tarantiense28
11 700





126 000
H. sapiens
(195 000-act.)
H. sapiens
(¿40 000-act.)
H. neanderthalensis
(230 000-29 000)
H. sapiens
(42 000-act.)
H. floresiensis
(75 000-13 000)
H. erectus soloensis
(130 000-50 000)
Paleolítico Superior
Musteriense
(Pensamiento abstracto, arte)
Ioniense28
126 000





781 000
H. sapiens idaltu
(185 000)
H. sapiens
(195 000-act.)
H. rhodesiensis
(600 000-160 000)
H. neanderthalensis
(230 000-29 000)
H. heidelbergensis
(500 000-250 000)
H. erectus
(1,8 Ma-250 000)
Musteriense
Achelense
(Fuego)
Calabriense28
781 000



1,8 Ma
Paranthropus robustus
(2,0-1,2 Ma)
P. boisei
(2,3-1,2 Ma)
Australopithecus sediba
(1,95-1,78 Ma)
H. ergaster
(1,75-1 Ma)
H. habilis
(1,9-1,6 Ma)
H. antecessor
(>780 000)
H. cepranensis
(800 000)
Homo sp. de la
Sima del Elefante
(1,2 Ma)
H. erectus
(1,8 Ma-250 000)
H. georgicus
(1,8 Ma)
Achelense
Olduvayense
Gelasiense28
1,8 Ma










2,59 Ma
A. sediba
(1,95-1,78 Ma)
P. robustus
(2,0-1,2 Ma)
P. boisei
(2,3-1,2 Ma)
P. aethiopicus
(2,6-2,2 Ma)
A. garhi
(2,5 Ma)
A. africanus
(3-2,5 Ma)
H. habilis
(1,9-1,6 Ma)
H. rudolfensis
(2,4-1,9 Ma)







 
Olduvayense
(Industria lítica)
Plioceno
Piacenziense
2,59 Ma






3,6 Ma
A. africanus
(3-2,5 Ma)
Kenyanthropus platyops
(3,5 Ma)
A. bahrelghazali
(3,58 ± 0,27 Ma)
A. afarensis
(4-2,7 Ma)
Zancleense
3,6 Ma


5,33 Ma
A. afarensis
(4-2,7 Ma)
A. anamensis
(4,2-3,9 Ma)










FUTURO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA
Se han hipotetizado diferentes posibilidades respecto a la evolución futura del ser humano, entre ellos destacan.
Una línea del pensamiento que asegura que la especie humana ha dejado de evolucionar de la misma forma que el resto de los seres vivos. La razón que plantea es que los avances en la ciencia ahora permiten sobrevivir a personas que de otra forma habrían muerto (eliminación o alteración del proceso de la presión selectiva (Selección natural; como también la existencia de una movilidad a nivel global, diluyendose así cualquier novedad genética en una población tan grande (eliminación de la deriva genética).

 Sin embargo, existen también otras posturas que consideran que son precisamente los adelantos tecnológicos los que impulsan actualmente la evolución humana. Por otra parte, también se ha propuesto que en el futuro la tecnología posibilite a las personas vivir como cyborg o incluso como seres digitales dentro de cuerpos o estructuras completamente artificiales.








CONCLUSION
En este módulo hemos aprendido y sobretodo comprendido lo importante que es conocer todo el  acontecer humano desde su aparición en el planeta,  con los aspectos genéticos de la evolución humana, así como  de las migraciones prehistóricas que de esta manera ha influido en  todos los  cambios de nuestro mundo.
 Ya que sin este módulo y toda su información el origen y todo cambio de la vida humana estaban lejos de ser claros, pero en este momento sabemos perfectamente que  con el fin de la prehistoria y el inicio de la historia con la arqueología han marcado  una estructuración creciente de la sociedad, provocando una modificación sustancial del hábitat, una socialización avanzada en la actualidad, con la  existencia de documentos escritos, a cerca de la vida humana.

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